Moisés Hurtado, jugador del RCD Espanyol, para elEspanyol.com
Esta semana he vuelto a ser niño. He vuelto a sentir las mismas emociones que encerrado en mi cuarto revolvía todas las carátulas y remiraba todas aquellas portadas con apetito voraz. Hubo un tiempo en que todo giraba alrededor de La Reina.Yo creo que todo buen melómano ha tenido su época Queen. Esta semana volvieron para visitarnos. Algo que yo nunca hubiera imaginado que viviría en vivo y en directo. Creo que toda la humanidad, en su baúl de la memoria, tiene algún recuerdo con la banda sonora de Queen como protagonista. Y si no, debería tenerlo.
Está bien.Es evidente que no es lo mismo, que era un Queen descafeinado.Freddy Mercury, además, creo que ha sido uno de los artistas del siglo y toda la humanidad hemos salido perdiendo con su pérdida. No sólo por su inigualable voz, sino por su extraordinaria personalidad, magnetismo y por transmitir como él sólo sabía hacer. La fecha es inequívoca,año 1992;y el lugar, por todos conocidos, estadio olímpico de Montjuich. Gracias a las olimpiadas empecé a escuchar a este genio. Pensaba que era un tipo de la ópera cuando lo escuchaba cantar, junto a Montserrat Caballé, el extraordinario himno olímpico. Fue mi padre quien me dijo que tenía un grupo llamado Queen. A partir de ahí todo cambió.
En fin, estamos de acuerdo que Paul Rodgers, pese a su esfuerzo, no es Freddy Mercury. También es posible que, para los más puristas, este concierto haya sido un sacrilegio en toda regla, pero ver a Bryan May y Roger Taylor fue un auténtico lujo. Me sorprendió muy gratamente que tocaran el I want it all que no había logrado ver en ningún directo. Fue realmente esta canción la chispa que lo encendió todo. reunieron la mayoría de sus éxitos en dos horas para la historia.O, al menos, a mí me gustó.
Tantos años después, la música me sigue transmitiendo lo que en aquellos años. Te da mucho y nunca te pide nada. Está en los malos y los buenos momentos. Con la música hay que tener paciencia que es lo que falta en nuestros días. Los placeres efímeros, es decir,l a melodía que entra fácil, con todo su marketing, es lo que se lleva. Por eso, recomiendo que la música como el vino hay que saborearla poco a poco y que te vaya entrando…dedicarle tiempo y, sobre todo, sentimiento. ¡Como se me atragantaban en un principio grupos como Pixies o Pearl Jam! y han acabado siendo grandes referentes. Creo que hoy en día se sigue haciendo buena múscia. Tomen buena nota para el futuro: The Arcade Fire e Interpol. En estudio y en vivo, realmente geniales.
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